
Primero día de Febrero de 1979, avenida Ricardo Lyon entre Pocuro y California, 3,1 kilos, 57 cms, se ve sanito, se llama Felipe.
4 Norte esquina 2 Poniente, hace calor pero igual salieron todos los chiquillos a la calle, vamos a jugar a la pelota, ojala que no me toque de al arco de nuevo.
Camino por Santa Isabel y voy llegando a Salvador, terminaron tardes las clases, no me cae muy bien el viejo de biología, es mi profe jefe y no vienen nunca… y yo que pienso estudiar veterinaria.
Recoleta con Einstein, van todas las micros llenas, no me para niuna y con el pelo mojado el frío se siente hasta los huesos. Me quedan 10 minutos para llegar al Instituto, al parecer de nuevo tendré que hacer la carrera por la Alameda entre oficinistas somnolientos para no llegara atrasado de nuevo.
Bahía Mansa con Santa Teresita, caminamos con el Seba en dirección a la playa “El Canelo” atravesando el bosque a oscuras, como los ciegos, esquivando de memoria las raíces de los árboles sin verlas en la noche. Se escucha una guitarra a lo lejos debe ser el “Felo” que nos espera, ojalá estén las niñas que conocimos en la tarde.
Metro Universidad de Chile, salida sur poniente, hace minutos terminaron las clases, le pongo play a “Damage inc. de Metallica” en mi personal estereo, espero a los chiquillos para ir a entrenar, solo después de ir a almorzar en patota en “Los Pollitos dicen…” de calle Estado, una pechuga con papas con cubiertos plásticos en la típica bandeja naranja.
Dieciocho con Vidaurre, luego de tres meses de toma volvemos a clases a recuperar el máximo de clases aunque ya es casi un hecho que las vacaciones comenzaran en Enero. Fue desgastante eso de la toma pero se cumplió el objetivo ese caballero Pinto no puede seguir delante de la Universidad. Ha pasado rápido la Universidad, queda poco para egresar de diseño.
San Ignacio con Santa Isabel, vuelvo al parque Almagro, vuelvo la U, tropezando dos veces con la misma piedra como dice la canción, serán 5 años mas en la Utem. Estudiar y trabajar es duro pero posible, si no es ahora no será nunca, quiero ser arquitecto.
Torres de Bilbao con Antonio Varas, me gusta… es un poco estrecho pero con las medidas justas para vivir, esta a buen precio y la abuelita que lo vende me causa una empatía especial… lo compro. Ojala que el banco se ponga con la plata y pueda vivir solo.
Ciclo vía de Antonio Varas entre Bilbao y Providencia, …a lo que llegue a la oficina le subo la info que tengo a la Profe de foto.
1 comment:
A diferencia de gran parte de las Santiaguinos… me gusta la ciudad, conocerla, recorrerla, caminarla, pedalearla (de preferencia con audífonos y una buena canción a modo de soundtrack), mirarla, olerla, escudriñarla. Encontrar en ella lugares maravillosos, que están frente a nuestras narices a diario todos los días, pero no somos capaces de reconocerlos.
Me crié en la parte de la capital que se desarrollo bajo el cánones de la ciudad jardín luego viví en los barrios antiguas mas allá de la Chimba, calles con fachada continua en adobe y cubiertas de tejas, la vida me llevé desde pequeño a “el centro” el que he recorrido los últimos 20 años de mi vida, paseos Ahumada – Puente, Huérfanos y Estado, la Plaza de Armas (la nueva y al antigua), el mercado, el forestal, el metro de “La chile” y “Cal y canto”, han sido los recorridos después de clases en el colegio, en la U, en el trabajo y luego otra vez en la U.
Diseñador por alternativas de la vida, arquitecto por curiosidad, quizás urbanista en el futuro.
Hoy Santiago parece ser insuficiente; con mis bototos y mis audífonos, eternos compañeros de ruta, buscamos nuevos terrenos para recorrer, otras ciudades, otros paisajes, otras vidas.
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